Mucho se habla sobre el alcohol y los posibles beneficios de tomar una copa de vino al día, de las propiedades de la cerveza, etc..
LO CIERTO ES QUE EL CONSUMO MODERADO DE ALCOHOL DAÑA NUESTRO CEREBRO DE MANERA IRREVERSIBLE.
Creemos que el alcohol sólo perjudica a los alcohólicos, pero según la revista científica The British Medical Journal, la ingesta moderada de alcohol afecta negativamente al cerebro. Tanto la estructura como la función cerebral se ven afectadas por el consumo de alcohol, aunque éste no sea excesivo. Los científicos, de la Universidad de Oxford (Reino Unido), llegaron a esta conclusión tras realizar un seguimiento durante 30 años a un grupo de 550 individuos que participaban en un ensayo clínico previo sobre la relación entre el estatus socioeconómico y la salud cardiovascular.
Un consumo moderado equivale a cinco vasos de vino o a dos litros de cerveza (unas 8 o 10 cañas) a la semana.
El principal componente de las bebidas alcohólicas es un compuesto químico conocido como etanol y se encuentra en distintos porcentajes en las bebidas alcohólicas. Es similar al que se usa en medicina como desinfectante con graduaciones entre 70 y 95 por 100 .
Las bebidas alcohólicas se clasifican en dos grupos según su proceso de elaboración:
1- Bebidas fermentadas:
Las bebidas fermentadas tienen su origen en la fermentación que como proceso natural tiene lugar sobre los azúcares contenidos en las diversas frutas o granos que sirven para su elaboración; como las uvas, la manzana o la cebada.
Entre ellas se encuentran la cerveza, la sidra, el vino,…El alcohol se haya presente en un porcentaje no muy alto; entre un 2 y un 6 por ciento. Para generalizar diremos que la cerveza tiene un 5 por ciento de alcohol similar al que encontramos en las farmacias y el vino un 10 por ciento.
2- Bebidas destiladas:
Las bebidas destiladas, en cambio, se obtienen destilando de nuevo una bebida fermentada mediante un proceso artificial en el que se aumenta la concentración de alcohol. Las bebidas destiladas son: whisky, vodka, ron, ginebra, tequila, aguardientes, etc…La concentración de alcohol varía entre un 35 por cien y un 60 dependiendo de la bebida.
El alcohol destruye nuestras neuronas, que son la joya de nuestro cerebro. Además no aporta ninguna vitamina, ni mineral, ni ningún producto saludable a nuestro organismo, por lo que decimos que sólo nos proporciona calorías vacías.
Las neuronas son la joya de nuestro cerebro. Controlan toda la actividad del organismo y nuestra estructura mental. Nuestro cuerpo las guarda como oro en paño. Están protegidas por los huesos del cerebro y por el líquido cefalorraquideo manteniendo al cerebro “flotando” para que no se dañe con los golpes. Las neuronas necesitan ponerse en contacto con la sangre para recibir nutrientes y oxígeno. Como el organismo las cuida en extremo, ha puesto unas centinelas entre la sangre y las neuronas. Esta frontera se llama “barrera hematoencefálica” y pide el pasaporte a todo lo que quiere entrar. Así las protege de virus, bacterias y sustancias diversas. Pero no reconoce el alcohol, ya que este no existe como tal entre los riesgos conocidos. El alcohol se cuela directamente a través de la sangre al cerebro y destruye las neuronas.
Es cierto que tenemos un órgano que hace lo que puede para protegernos: el hígado. Cuando bebemos alcohol, este llega al estómago y de ahí pasa al hígado. El hígado hace lo que puede para luchar contra él, pero inevitablemente una parte llega al cerebro y destruye nuestras neuronas. En esta batalla, el hígado destruye lo que puede pero también se destruye a si mismo, de ahí los problemas hepáticos de los alcohólicos.
No hay problema con las bebidas “sin” y O,O, ya que al retirar el alcohol, por ejemplo, la cerveza se convierte en zumo de cereal, manteniendo todas las propiedades de la cebada en cuanto a vitaminas del grupo B y poder nutritivo, pero sin el inconveniente del alcohol. El mosto también es una buena opción.
El hecho de calmar la sed con cerveza por ejemplo, conlleva un consumo muy elevado de esta. Una buena opción es beber agua cuando tengamos sed y posteriormente pedir la cerveza.
El agua es la debida refrescante que la naturaleza nos proporciona para hidratarnos. Como es gratuita, a la industria no le interesa promocionarla y proliferan cada día nuevas bebidas “hidratantes” con la pretensión de sustituir el agua, cuando es la más hidratante que existe.
Lo mejor es evitar comprar los productos que no queramos en el supermercado, ya que una vez que estén en casa es más difícil no consumirlos.
Además, debemos recordar que somos ejemplo de nuestros menores. Se educa con el ejemplo, no con las palabras. No podemos decirles que no es necesario beber para divertirse si nos ven hacerlo a nosotros.
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