Se acerca el verano y con él nuestra preocupación por el peso y la figura. Queremos perder esos molestos kilos que hemos ido acumulando durante el invierno. Podría parecer fácil deshacernos de ellos, pero sabemos por experiencia que no lo es.
Si conocemos los alimentos que debemos comer, las bebidas más saludables y como es de importante el ejercicio físico para controlar el peso, ¿por qué nos resulta tan complicado llevarlo a la práctica?
Esto es así por la fuerza con la que están arraigados nuestros hábitos.Desde que nos levantamos hasta que nos acostamos realizamos de forma automática un montón de tareas: lavarnos los dientes, ducharnos, conducir,…y comer. Llevamos realizando los mismos desayunos, comidas y cenas desde hace mucho tiempo y esto, que tiene su parte positiva porque nos permite realizar muchas acciones sin tener que pensar mucho, hace que nos resulte tremendamente difícil cambiar nuestras rutinas.
Pero si quieres perder peso de forma sostenible y no volver a recuperarlo tendrás que adquirir nuevos hábitos. Las dietas milagro o los productos específicos para perder peso sólo funcionan por un tiempo determinado y al final volverás a recuperar los kilos de más.
Para crear un nuevo hábito no hay más remedio que practicarlo durante muchos días seguidos. Algunos expertos en Neurociencia dicen que al cabo de 60 días ya lo habrás adquirido. Lo que está claro es que te va a costar. No lo pienses: HAZLO. Así de sencillo. Si has decidido empezar a hacer ejercicio pasarlo por el filtro de la razón sólo va a hacer que te cueste más. Imagínate que quieres ir a nadar cuando llegues a casa de trabajar. Si empiezas a pensar en hacer la bolsa de deporte, cambiarte, mojarte, tener que secarte el pelo,…lo más probable es que desistas. SIMPLEMENTE HAZLO. Y seguro que en poco tiempo habrás adquirido el hábito.
También tienes que empezar a comprar alimentos diferentes. Asegúrate de llenar tu carro con frutas y verduras de temporada y no hagas como en algunos restaurantes que simplemente ponen la verdura para adornar. Se generoso en las raciones de productos frescos y limita los dulces, hidratos, bebidas azucaradas y alimentos procesados.
Por otra parte, conviene que prestes atención a las emociones. Prestar atención a las emociones que hay debajo de la comida es el primer paso para poder cambiar.
Muchas veces comemos por hambre emocional: soledad, aburrimiento, frustración, cansancio,…canalizarlas hacia hábitos más saludables merece la pena además de funcionar mucho mejor. Ten preparadas nuevas estrategias para cuando te “asalte” la emoción negativa. Si comes al llegar a casa porque te sientes solo, por ejemplo, piensa en apuntarte a alguna actividad social o deporte en grupo. Seguro que te distrae y te divierte. Las emociones son intrínsecas al ser humano. No podemos evitar las negativas pero si podemos gestionarlas de una manera que nos resulte más beneficiosa.
“Será un placer acompañarte en el camino”
Más infomación en:
silquilez@gmail.com
620 87 81 21