Una de las situaciones que más ansiedad y estrés nos produce es enfrentarnos a los conflictos. Es normal que no nos gusten, ya que, muchas veces implican resolver situaciones complicadas y de difícil salida. Pero el conflicto surge de manera natural en todo proceso de socialización y, si se logra resolver de una manera positiva, tiene una gran capacidad transformadora.
“Son las contradicciones las que hacen crecer el amor. Son los conflictos los que permiten que el amor siga a nuestro lado.”
TALLER DE RESOLUCIÓN DE CONFLICTOS
Formadora: Silvia Quílez, Coach de Salud y Bienestar
En este artículo me gustaría darte unas recomendaciones para que puedas aprender a resolverlos de la mejor manera posible y te invito a contactarme para resolver tus dudas y a asistir a los talleres que organizo periódicamente.
1- Las personas respondemos a nuestra interpretación de la realidad; no a la realidad misma.
Todos percibimos la realidad por los sentidos, pero es el cerebro el que la interpreta. Dado que cada uno tenemos una experiencia previa y percepciones internas, vemos las situaciones de manera diferente. Entender que tu verdad no es la verdad es fundamental para estar receptivo y abierto a entender otros puntos de vista.
2- Cada vez que se nos presenta un conflicto hay una necesidad psicológica fundamental en juego.
En el plano psicológico hay tres necesidades vitales que resultan fundamentales: la necesidad de amor, la necesidad de seguridad y la necesidad de libertad. Para autores como Georges Pierret, primer autor de la Terapia Gestalt y doctor en medicina, la ausencia total de satisfacción de estas necesidades puede llevarnos a enfermar e incluso entrañar la muerte. Por lo tanto ante un conflicto párate a reflexionar cuál de estas necesidades se está viendo amenazada.
3- Céntrate en el objetivo.
Elige afrontar el conflicto centrándote en lo que quieres conseguir y evita enzarzarte en discusiones inútiles que no llevan a nada. Mantener el foco claro te ayudará a centrarte en lo importante y dejar de lado lo superfluo.
4- Evita “atacar” y mantente sereno y tranquilo.
Cuando atacamos a una persona esta solo tiene dos opciones: contraatacar o huir, y ninguna es válida para resolver un conflicto. Por tanto, habla solo de realidades y evita añadir tus juicios sobre la situación. Cuanto más te ciñas a los hechos más receptiva estará la otra persona a escucharte.
“El hombre se descubre cuando se mide con un obstáculo”. ANTOINE DE SAINT-ÉXUPERY

5- Elige la estrategia para afrontar el conflicto más adecuada en cada situación.
Según Ken Thomas y Ralph Kilmann, cada individuo es capaz de utilizar 5 maneras distintas para manejar los conflictos; si bien a la hora de la verdad tendemos a utilizar solo una o dos, nuestros estilos favoritos.
Conocerlas te ayudará a escoger el estilo más adecuado cuando el conflicto se presente:
- El estilo competitivo. Está indicado cuando nos importa más el resultado a conseguir que preservar la relación. Implica que si yo gano, tú pierdes.
- El estilo evasivo. Cuando no nos importa mucho ni la situación a resolver ni la relación. Utilizarlo en situaciones con personas importantes para nosotros o con temas que nos afectan es un error. Es la actitud del avestruz: la persona mira para otro lado pensando ingenuamente que el conflicto se solucionará por sí solo, pero esto nunca ocurre.
- El estilo comprometido. Hay un equilibrio entre las partes: ambas ganan algo pero pierden algo también. Sendas partes deciden ceder y se alcanza una solución intermedia que preserva la relación.
- El estilo complaciente. Es perfecto cuando nos importa la cuidar la relación y el asunto a tratar no es importante. Yo pierdo y tú ganas. Por ejemplo, dejar a nuestro hijo elegir qué película ver en el cine. Si adopto este estilo por personalidad o educación y el asunto es importante la persona se quedará resentida y al final la relación saldrá dañada.
- El estilo colaborador. Ganar, ganar. Las partes intentan conseguir el mejor resultado posible, manteniendo o fortaleciendo simultáneamente su relación. Ambas partes se centran en solucionar satisfactoriamente el problema y dejan a un lado “quién tiene razón” o “quién está equivocado”. En general, es el mejor estilo para resolver conflictos.
6- Escucha activa.
¿De verdad escuchamos la versión de la otra parte? ¿O cada vez que habla ya estamos preparando nuestra respuesta antes de que acabe? Nos obcecamos en nuestra realidad y nos cerramos a escuchar cómo ve las cosas la otra persona. Y es una pena, porque si escucháramos la otra parte nos daría una información valiosísima para llegar acuerdos satisfactorios.
Los enemigos de la escucha activa son la ansiedad, la preocupación por uno mismo, la tendencia a juzgar y la impaciencia.
7- Ten empatía y ponte en los zapatos del otro.
Definimos por empatía la capacidad de captar los sentimientos, necesidades y preocupaciones de otros.
Estar abiertos a aceptar otros puntos de vista, negociar y resolver los desacuerdos que vayan surgiendo, dará paso a que podamos resolver el conflicto de una manera positiva.
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