Aprender a comer bien de forma sana, pausada y equilibrada no resulta nada fácil. La Navidad es una época complicada para mantener el equilibrio nutricional pero hay claves que pueden ayudarte a no desmadrarte. Son consejos para ser consciente de lo que comes, de lo que realmente necesitas y hacerlo sin ansiedad y con inteligencia. es el Mindful Eating, una disciplina que realmente funciona. Apunta estas 10 claves.
En Navidad es muy frecuente que entre tantos eventos sociales, celebraciones familiares, compras de última hora, prisas, atascos,…olvidemos lo más importante: conectar con nosotros mismos y vivir en equilibrio. Por ello, en esta época del año debemos más que nunca aprender a parar para escuchar las necesidades de nuestro cuerpo. La Alimentación Consciente o Mindful Eating es una disciplina que tiene sus raíces en el budismo y nos enseña cómo trasladar los beneficios de la meditación al terreno de la nutrición.
No se trata de hacer dieta, sino de reaprender a comer de una manera sana y consciente.
Compartimos contigo diez claves de esta nueva corriente para que las fiestas navideñas no te pasen factura:
1- Come siempre de una manera pausada, disfrutando de cada bocado y saboreando la comida.
¿Te has fijado en como comen en los anuncios de la tele los bombones? Cierran los ojos y, muy despacio, saborean y disfrutan del chocolate hasta que inunda todos los sentidos. Esto es exactamente lo que promueve Mindful Eating. Todo lo contrario de lo que hacemos nosotros. Con las prisas y preparativos de última hora, muchas veces llegamos a la hora de comer nerviosos y sin darnos cuenta comemos y bebemos mucho más de la cuenta; sin apenas masticar ni saborear lo alimentos, lo que conlleva digestiones pesadas y aumento de peso. Está demostrado que si comes pausadamente, podrás distinguir antes la sensación de saciedad (tarda unos 20 minutos en llegar al cerebro) y controlarás mejor tu peso.
2- Prioriza: pon primero lo primero.
En Navidad, más que nunca, debemos centrar la atención en lo verdaderamente importante: tus familiares y amigos más queridos. La comida, los regalos y la decoración navideña son sólo una excusa para reunirnos y compartir. Además, si nos centramos en las personas durante las celebraciones navideñas, notaremos que la comida pierde interés, lo que resulta muy beneficioso para nuestra salud, tanto física como emocional, ya que según los psicólogos, son las relaciones entre las personas lo que más nos enriquece y nos llena de satisfacción. Una vida plena está llena de relaciones que funcionan, de cariño, de afecto. Aprovecha las reuniones navideñas para acercarte a ellas y escucharlas de verdad, con atención plena y, por supuesto, sin juzgarlas.
3- No pongas excusas: ni retienes líquidos, ni te engorda el agua.
Somos responsables de nuestra salud y hay muchas enfermedades que podríamos evitar con una buena alimentación. Nuestro cuerpo es perfecto. Lo que no lo son, son nuestros comportamientos. Asegúrate de que en la mesa haya siempre alimentos saludables. Es cierto que nos sentimos mejor contándonos una y otra vez lo mismo: que a mí me engorda el agua, que tengo retención de líquidos, que mis kilos de más son por genética,…pero si somos sinceros con nosotros mismos, lo único cierto es que comemos mucho y mal. Así que, si tú no eres el anfitrión, no pasa nada. Puedes preguntar cuál va a ser el menú y ofrecerte para llevar una opción sana y poco calórica (ensalada verde, piña de postre,…). ¡Seguro que más de uno te lo agradecerá!
4- Compensa los excesos en el día.
En alimentación somos muy dados a posponer. Solemos decir: ya empezaré a comer más saludablemente mañana, el lunes, después de Navidad,… Cuando lo cierto es que sólo podemos actuar y cambiar en el momento actual. El pasado ya pasó y el futuro es sólo una ilusión. Así que, si te has pasado comiendo y bebiendo, debes de compensar en ese mismo día los excesos: haz deporte y realiza las siguientes comidas lo más ligeramente que puedas. Está demostrado que para quemar grasas de reserva lo mejor es un paseo deportivo de al menos 45 minutos. Como dice el slogan de Nike: Just do it! Que traducido significa: No lo pienses, ¡Hazlo! ¡Ponte unas deportivas y sal a caminar!
5- Aprende a diferenciar el hambre física del hambre emocional.
Deja de ahogar las penas con el tenedor; no funciona. Lo único que lograrás son unos minutos de evasión pero inevitablemente la grasa se acumulará en tus caderas durante mucho tiempo. Muchas veces comemos por hambre emocional: soledad, aburrimiento, angustia, ansiedad,…sin entender que la comida no puede llenar nuestro vacío emocional. La comida es sólo comida. Aprender a identificar que es en realidad lo que sentimos cuando creemos tener hambre, te ayudará a crecer y a encontrar nuevas soluciones. Si comes, por ejemplo, por aburrimiento, te será mucho más útil empezar un nuevo hobby o si es por ansiedad lo ideal es comenzar un curso anti estrés o practicar una actividad que te ayude a relajarte.
6- Haz las paces con la realidad.
Puede que desde pequeño te hayas imaginado las Navidades de una manera idílica: con la casa llena de familiares encantadores, niños riendo y correteando alegremente, un marido entregado y colaborador,…y el choque con la realidad te resulte difícil de afrontar y lo pagues con los polvorones. Lo cierto es que cuanto antes aceptes lo que es, más feliz serás. Eso no quiere decir que te guste, sino que asumes lo que no puedes cambiar y centras en lo que sí está en tu mano modificar. La aceptación es un proceso natural al madurar y nos llena de paz.
7- Medita cada día y cultiva en tu interior estados de paz y sosiego.
Aunque pudiera parecer que este punto no está relacionado con la alimentación, si lo está, porque está científicamente comprobado que la mayoría de la gente con sobrepeso padece ansiedad. Cultivar un estado de calma te ayudará a controlar la ansiedad por la comida. Dedica unos minutos al día a serenarte y a estar en contacto contigo mismo. Apaga el móvil, siéntate en una habitación tranquila de tu casa, en silencio o con música suave y simplemente respira. Presta atención a la respiración y verás como la mente se va serenando. Los científicos han descubierto cómo una respiración pausada y rítmica tiene el poder de calmar la mente y es muy útil para regular los estados emocionales. No dudes en utilizar esta técnica milenaria cuando la necesites y tan a menudo como puedas. ¡Los resultados te sorprenderán!
8- Mente de principiante.
¿Te acuerdas de cuando eras niño y cada día lo recibías como si fuera un maravilloso y único regalo? Es fabuloso vivir la vida como si fuéramos de nuevo esos niños y todo fuera nuevo, auténtico e irrepetible. Saborea cada alimento como si fuera la primera vez que lo pruebas. Si además hacemos lo mismo con una copa de vino o champagne, te darás cuenta de que no hay que tomar muchas más. El secreto no está en la cantidad si no en saber disfrutar sólo de una, lenta y tranquilamente.
9- Agradece todo.
Aplicar la frase: “Dios está en las pequeñas cosas” te hará descubrir la grandeza que ocultan los pequeños detalles. Al final del día lo que recordamos, lo que marca la diferencia entre un día cualquiera y un día especial, son precisamente cosas cotidianas: una mirada, una sonrisa, el color del cielo, un paseo al atardecer,…No des nada por sentado, porque todo lo que es y está hoy, puede no ser o estar mañana. Debemos agradecer cada día la suerte que tenemos de tener tantos alimentos y tan sabrosos es nuestra mesa. Sólo una persona agradecida puede encontrar la felicidad.
10- Lleva a cabo una dieta budista para ayudarte a depurar tu organismo.
Aprovecha los días sin celebraciones para depurar el organismo. La medicina tradicional tibetana, considera que los alimentos nos deben de nutrir para conseguir el equilibrio físico, mental y emocional. Sigue una alimentación natural y comprueba tu misma la diferencia:
Ø Come arroz integral: es un hidrato de carbono de liberación lenta que consigue saciarnos rápidamente. Su alto contenido en fibra hace que mejoremos el tránsito intestinal.
Ø Olvídate de las modas: el agua es y será el líquido estrella para ayudarte a mantenerte hidratada y depurar tu cuerpo. Te ayuda a mejorar las digestiones, te sacia cuando tienes falsa sensación de hambre y combate la retención de líquidos. Si te gustan las infusiones, también puedes consumir té chino o té verde sin edulcorar.
Ø En cuanto a las frutas, los tibetanos sólo permiten los cítricos, las fresas y las manzanas.Son muy poco calóricas y, por su alto contenido en fibra, te ayudarán a reducir la hinchazón causada por los excesos gastronómicos. Puedes hacerte batidos; además de estar deliciosos, enseguida te encontrarás más ligera.
Ø Di si a las verduras. La alcachofa es uno de los depurativos estrella: es diurética, regula el intestino y estimula la producción de bilis y el vaciamiento de la vesícula, por lo que es un excelente alimento para eliminar toxinas. Los espárragos, por su parte, son otro gran aliado. Son muy ricos en potasio y favorecen el tránsito intestinal. Puedes comer tantos como quieras, eso sí, olvida la mayonesa y los aceites en la nevera.
Artículo escrito por Silvia Quílez.
Experta en Coaching Nutricional y Mindfulness.
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