La importancia de las técnica milenarias sobre Atención Plena o Mindfulness es ya una realidad en nuestro mundo occidental. Se trata de una práctica nacida hace más de 2500 años que constituye la esencia fundamental de la filosofía Budista. En la actualidad está clínicamente probada su eficacia para reducir el estrés y la ansiedad.
Cada día observo atónita como se está desvirtuando su práctica para hacer negocio por gente que nunca la ha practicado y que lo único que pretende es ganar dinero fácil gracias a ella.
Definamos primero que entendemos por Mindfulnes o Atención Plena. La Presencia Mental o Mindfulness consiste en prestar atención a pensamientos, emociones, sensaciones corporales y al ambiente, con”aceptación” -una atención a pensamientos y emociones sin juzgar si son correctos o no-. El cerebro se enfoca en lo que es percibido en cada momento, en lugar de proceder con la normal rumiación acerca del pasado o el futuro.
La naturaleza de la mente es dispersa. Pasa del pasado al futuro en cuestión de segundos y nos cuesta centrarnos en el presente. La Meditación constituye una herramienta fundamental para vivir el momento presente. Nos permite conectar con nuestro yo más profundo y vivir con mayor plenitud.
Pero, como todo, es un proceso de aprendizaje. Cuando alguien os diga que en un curso de dos días a la semana vuestra forma de entender y vivir la vida va a cambiar desconfiar. Cuando os pongan música de fondo u os indiquen que hay que adoptar la famosa postura de flor de loto también desconfiar. Así como cuando os digan que con 10 minutos diarios es suficiente.
Es cierto que la clásica postura meditativa de flor de loto es atractiva- y vende bien- pero cada uno puede meditar en la postura que le sea más conveniente. Recomiendan esa postura para no dormirse durante el ejercicio y porque así nos aseguramos de que la sangre llegue bien al cerebro, pero no es imprescindible.
La Meditación es un proceso íntimo y personal. No hace falta viajar a la India para meditar ya que es un viaje hacia el interior de uno mismo. Si quieres empezar a practicarla, debes ser riguroso y disciplinado. Trata de meditar cada día un mínimo de 45 minutos al empezar. Una vez domines esta práctica podrás ir disminuyendo el tiempo progresivamente. Para hacerlo te ayudarán estos pasos:
1- Busca un lugar tranquilo y silencioso donde nadie te interrumpa.
2- Intenta meditar cada día a la misma hora.
3-Párate. Permanece inmóvil ya que el que para el cuerpo para la mente y si has de moverte hazlo despacio.
4-Regula la respiración. Ésta debe ser rítmica, preferiblemente nasal. La atención es única. Céntrate en la respiración para conectar tu cuerpo con tu mente. Cada vez que la mente se vaya tráela y vuelve a centrarla en la respiración. Manten este ejercicio un mínimo de 10 minutos.
5-Procede durante otros diez minutos aproximadamente a observar que pensamientos llegan a tu mente. Conviértete en un observador de tu mente. Observarlos y déjalos pasar, como nubes. No entres en ellos, no los juzgues, no intervengas. Recuerda: tu no eres tu mente. La mente es un ordenador ultrapoderoso a tu servicio. Tu eres el que la maneja. No dejes que ella te maneje a ti.
6-Escúchate. Este tiempo contigo mismo te servirá para conectar con tus sentimientos y deseos más profundos. Si tienes que tomar alguna decisión permanece atento: tu tienes todas las respuestas. Confía en tu intuición. La intuición es el pensamiento más puro que no ha pasado por la mente racional. Una vez aprendas a escucharte y confiar en ella sabrás como actuar en cada momento.
7- Una vez terminada la Meditación sal de ella progresivamente, con suavidad.
La Meditación es tan poderosa que al cabo de 8 semanas cambia la estructura cerebral. Podrás trasladar sus resultados a tu día a día, volviendo al momento presente cada vez que descubras que tu mente está en el pasado o en el futuro.
Ánimo y recuerda sólo su práctica regular te ayudará a ir progresando. Cuando notes sus beneficios todo el trabajo habrá merecido la pena.
Es cierto que los maestros son de gran ayuda para iniciarse en esta préctica pero hay que asegurarse de que sean maestros genuinos.
El mundo Occidental se ve desbordado por la avalancha de información que recibimos a diario, por una serie de actos que realizamos cada día sin tener tiempo de pensar hacia donde vamos y si es realmente lo que queremos.