Si tu eres una de esas personas, hay una serie de pautas que pueden ayudarte a construir una relación más sana con la comida y contigo mismo:
1- Define tu objetivo a medio y largo plazo y lucha por él incansablemente. Cada vez que vayas a realizar una acción piensa en si te acerca o te aleja de tu objetivo. No dejes que la impulsividad domine tu vida. Para lograrlo es bastante útil tener algo que te lo recuerde constantemente. Por ejemplo, puedes llevar una pulsera, anillo o cualquier cosa que te recuerde tu objetivo y que te ayude a conectar con tus deseos en los momentos en los que flaquees.
2- Pon el foco fuera de la comida. Piensa en cuales son las actividades que te gusta hacer y ¡hazlas!. Las dietas ponen toda la atención en la comida y la persona con sobrepeso está todo el día pensando en ella. Al final, la comida se convierte en una obsesión que le esclaviza y no le deja ser libre. Los pensamientos sobre la comida invaden su mente: cuantas calorías tiene un determinado alimento, a que hora del día la comida engorda menos, pesan las cantidades, renuncian a ir a actos sociales para no “pecar”,…
Lo importante es poner el foco fuera de la comida. Está bien conocer que alimentos son más saludables y nutritivos para nosotros y elegirlos para que nos proporcionen salud y bienestar, pero es importante distraernos. Seguro que hay actividades que te gusta hacer y has estado posponiendo por falta de tiempo o simplemente por pereza. Es importante que las retomes. Recuerda cuando eras niño y piensa en como te divertías. Te servirá para conectar con esa parte de ti que quiere volver a reír y a disfrutar de la vida. Deja a un lado las excusas y lánzate a practicarlas. Seguro que te va a encantar. Cada día es un precioso regalo y no volverá. No lo desperdicies. Vívelo en toda su intensidad.
3- Tolera el malestar y atrévete a sentir y vivir las emociones negativas. Cuando te atreves a sentirlas, eres libre. Muchas veces comemos para tapar las emociones que no nos gustan: ansiedad, malestar, aburrimiento,…por desgracia, la comida sólo nos proporciona placer temporalmente. Pasados unos minutos nos sentimos todavía peor. Aparece la culpa y la autoestima decae.
Aprender a tolerar el malestar resulta imprescindible en todo proceso de crecimiento. Vivimos en una sociedad en la que “tenemos” que estar felices todo el día. Esta es una creencia ficticia además de imposible. El ser humano es tremendamente emocional. Las emociones están ahí y tiene una función. La palabra emoción viene del latín “emotio” y significa “lo que te mueve hacia”. Aprende a descubrir que te quiere decir una emoción. Además, a lo largo del día pasamos por distinto estados emocionales. Los sentimientos vienen y van. Queremos aferrarnos a los positivos( la alegría) y huir de los negativos( la ira, la tristeza,…) Pero unos no existen sin los otros.
Mi recomendación es que te atrevas a vivirlas. Siéntelas. No las enmascares con la comida ni con ninguna otra cosa, pues es así como nacen las adicciones. Ya no tienes que huir más. Además, la intensidad de los sentimientos es como una campana de Gauss: empiezan a crecer lentamente, alcanzan un punto álgido y decrecen hasta desaparecer.
4- Evita el pensamiento obsesivo sobre la comida. Para frenarlo, lo mejor es aceptarlo, dejarlo pasar y no luchar contra él.
Los pensamientos aparecen en nuestra mente y no debemos luchar contra ellos porque cuando lo hacemos cobran fuerza y se hacen más grandes. Lo mejor es aceptarlos y dejarlos pasar, como si fueran nubes en el cielo que aparecen en nuestra mente y tal y como vienen, se van.
5- Admite los fracasos y los retrocesos como parte del proceso de aprendizaje. No te culpes por fallar. Acepta que la perfección no existe y sigue adelante. Establecer nuevos hábitos saludables es una carrera a largo plazo no un sprint. Si caemos, nos levantamos y seguimos. Sin culpa.
Espero que este artículo te haya resultado útil. Te animo y te agradecería mucho que dejaras un comentario. Es la diversidad la que nos enriquece.
Consultas en:
silquilez@gmail.com
620 878 121