Hace poco tiempo leí un cuento de Jorge Bucay que me fascinó. Era sobre una princesa que quería encontrar un hombre que la amara de verdad. Elegiría aquel que fuese capaz de estar 365 días al lado del muro del palacio donde ella vivía. Se presentaron cientos de hombres pero fueron marchándose conforme llegaba el frío, el calor, escaseaba el agua, etc…Sólo uno permaneció. La última noche cuando el joven supo que la princesa lo había elegido como marido, se levantó y se marchó. Al llegar a casa su madre le preguntó como no había sido capaz de aguantar una última noche y él con voz firme respondió: “Ella ya me había elegido y no fue capaz de ahorrarme ni una pizca de sufrimiento, por lo tanto no merece mi amor”.
Este cuento me hizo reflexionar sobre las relaciones de pareja y el amor romántico. Mucha gente busca en él una felicidad que no llega.
Como explica claramente Eckart Tolle en su libro “El Poder del Ahora”, en las relaciones adictivas, donde los periodos de amor se alternan con periodos de odio, se produce tanto placer como dolor. Nos hacemos adictos a estos ciclos y a veces pensamos que sin los periodos negativos el amor florecería. Pero no es posible. No se puede tener uno sin el otro ya que constituyen ambas partes de un todo. Esta disfuncionalidad se manifiesta de muchas maneras: celos, rencor, posesividad,…
Creo que un hombre está más completo con una mujer y una mujer con un hombre, aunque para ello la relación tiene que hacernos crecer. Son relaciones basadas en el cariño, el respeto, la amistad y la complicidad y funcionan bajo el principio ganar-ganar. Las dos personas se enriquecen con la relación y están claramente mejor juntas.
Entonces, ¿ por qué mantenemos relaciones cuando obviamente son disfuncionales?
Para mi la respuesta está clara: por apego y miedo emocional. Nos apegamos a las personas cuando nos sentimos incompletos y queremos llenar nuestra carencia emocional con ellas. Estas relaciones funcionan como el resto de las adicciones. Cuando estás con la otra persona y tienes tu “droga” te encuentras bien pero cuando la otra persona no está disponible para ti o no actúa como a ti te gustaría tratas de manipularla mediante el chantaje, la culpa, las amenazas,…
Si te conoces a ti mismo en profundidad y sabes que es lo que ofreces y esperas de una pareja, te será más fácil mantener relaciones satisfactorias. Recomiendo ser sincero con la persona más importante de tu vida: tu mismo. Sé honesto, analiza porque mantienes esa relación, que te está aportando y como te encuentras y sobre todo ten en cuenta que para vivir en libertad tendrás que asumir costes. Pero siempre merece la pena quererse, cuidarse y sobre todo respetarse.